La sonata a trío fue para el barroco, sobre todo para la primera mitad del siglo 18, lo que el cuarteto de cuerdas sería para el clasicismo: la forma musical de cámara por excelencia. La combinación de instrumentos melódicos tocando sobre un bajo continuo podía variar: flauta y violín, violín y oboe, etc.; la formación más clásica involucraba, sin embargo, a dos violines. De la línea del bajo, por otra parte, podían hacerse cargo uno o varios instrumentos, por ejemplo, clavecín y violonchelo como en el presente programa.

Nuestro ramillete combina flores de diversa procedencia y estilo, emparentadas por su belleza y su relevancia para la historia del género:

Francesco Turini, nacido en Praga y enviado precozmente a Italia por el emperador alquimista y mecenas Rodolfo II, para perfeccionar allí su arte, representa uno de los más tempranos registros de triosonata.

Domenico Zipoli comenzó una promisoria carrera en Italia antes de tomar los hábitos y trasladarse a Sudamérica. Vivió en Córdoba, proveyendo de música a las misiones jesuíticas de Chiquitos, que albergan en sus archivos la mayor parte de su obra, y murió allí mismo en 1726.

Johann Rosenmüller estaba destinado a ser maestro de capilla y cantor en Leipzig, el mismo cargo que años más tarde recaería en Johann Sebastian Bach, pero tuvo que huir de allí entre gallos y medianoche a causa de un escándalo. Establecido en Venecia, trabajó como instrumentista en San Marco y publicó obras vocales e instrumentales. La Triosonata en mi está extraída de su opus más célebre, las “Sonate à 2.3.4.5 Stromenti da Arco & altri” publicada en Nürnberg en 1682.

La Triosonata en Do mayor largamente atribuida a Bach resulta ser, con toda probabilidad, de su alumno Johann Gottlieb Goldberg. La persistente atribución errónea se debe no sólo a que Bach es compositor más famoso, sino a que la obra, por su perfecta y bella factura, “merecería” ser fruto de su pluma.

Händel, compositor prolífico y ubicuo, supo como pocos adaptar el estilo, la calidad y la dificultad de sus composiciones a las circunstancias, a los intérpretes y al público. Cuando sus triosonatas fueron publicadas en 1730, la mayor parte de ellas tenía ya entre 10 y 30 años de antigüedad. Predominantemente, aunque no exclusivamente obras de juventud, algunas de ellas representan el clímax del género de la triosonata.

Compositor prolífico también él, la fama universal de Vivaldi se cimentó con la publicación de sus obras en Amsterdam y su difusión desde allí a todas partes en Europa. La triosonata, más bien el ciclo de variaciones “La Follia” está basada en una conocida canción (posiblemente la española “Guárdame las vacas”) que también usaron Corelli, Albicastro, Geminiani, Salieri y muchos otros compositores.

Ramillete de las más hermosas

Triosonatas del Barroco

Francesco Turini (ca. 1589-1656). Sonata a tre Secondo Tuono

• Grave
• Allegro
• Largo
• Allegro
• Largo

Domenico Zipoli (1688-1726). Sonata IV (AMCh)

• Adagio
• Allegro
• Adagio
• Allegro

Georg Friedrich Händel (1685-1759). Triosonata en sol menor

• Andante
• Allegro
• Largo
• Allegro

Johann Rosenmüller (1619-1684). Sonata seconda a 2

Johann Sebastian Bach (1685-1750). Triosonata en Do mayor

• Adagio
• Alla breve
• Largo
• Gigue presto

Antonio Vivaldi (1678-1741). Triosonata ”La Follia”